Las trufas negras prosperan en las raíces de los árboles, más comúnmente en los robles, es por eso que el huerto de trufas es ‘invisible’, pues el preciado hongo se esconde a unas 6 pulgadas de profundidad por debajo de la tierra.
Entonces, ¿Cómo se coge la trufa negra?
El meticuloso método con el que las trufas negras se recolectan, además de todo lo que esta es capaz de aportar a un plato, es lo que le da su valor en el mercado, así que veamos cuál es el secreto detrás de la recolección del diamante negro.
Las trufas negras (y las trufas en general) son muy apreciadas en el mundo culinario, y suelen ser denominadas como los diamantes negros en bruto de la gastronomía.
Estos hongos crecen de forma silenciosa justo en las raíces de ciertos árboles hospederos que se denominan especies truferas, lo cual hace que muchos se pregunten cómo se recolectan las trufas negras.
Durante mucho tiempo una gran cantidad de agricultores intentaron encontrar un método para cultivar trufas; sin embargo este hongo resistió todos los intentos de domesticación.
Esto fue así hasta mediados del siglo 19, cuando Joseph Talón realizó un experimento sobre el cultivo de trufas, recogiendo bellotas de roble (conocidas por producir trufas en sus raíces) y plantandolas en suelo húmedo.
El experimento fue todo un éxito, y la domesticación de la elusiva trufa se dio, pues se encontró que estaban creciendo en las raíces de los robles que había sembrado Talón.
Ahora bien, el método de recolección que utilizaban en ese entonces se ha mantenido hasta la actualidad, pues dado que las trufas negras crecen bajo el suelo, su olor atrae a animales con un sentido del olfato altamente desarrollado quienes, por lo general, son entrenados para encontrar este diamante negro mohoso.
Y allí ya tienes pistas de cómo se coge una trufa negra, pues para recolectarlas se necesitan animales como cerdos, perros, o mamíferos pequeños como ratones, ardillas, conejos, canguros rata, armadillos o suricatas.
Tradicionalmente, los cerdos entrenados se usaban para encontrar trufas negras, debido a que tienen la capacidad de captar el olor del hongo debajo de la tierra, un olor que no es más que sulfuro de dimetilo, un compuesto presente en la trufa.
Los perros también son capaces de buscar trufas negras, ya que han sido entrenados para ello y han demostrado ser excelentes cazadores de este hongo; además, no los enloquece la idea de comerlas, lo cual, a diferencia de los cerdos, hace que las encuentren sin desenterrarlas.
Una vez estos animales cazadores de trufa han hecho su trabajo, comienza la faena de los agricultores, quienes con ayuda de herramientas como machetes, cavaran cuidadosamente sobre la zona y finalmente desenterraran la trufa negra.