Si, hablamos de nuestra querida Tuber melanosporum. Este hongo que crece bajo tierra tiene uno de los procesos de cultivo y recogida más complejos.
Además, la vida de la trufa negra en fresco es limitada, por lo que saber más acerca de su conservación nos ayudará a realizar este procedimiento con éxito y a disfrutar de la trufa como este gran producto merece.
Si eres de los que habitualmente compra trufa, ya sabrás que esta se consume fresca, por lo que congelarla nunca será una opción. Si la congelas, sus característicos aromas y único sabor se perderá por completo.
Por eso hoy, vamos a hablarte de las diferentes maneras de conservación que sí mantendrán todas las cualidades de la trufa.
Si estás pensando en adquirir o ya has adquirido una trufa fresca, ha comenzado la cuenta atrás. Desde ahora, y si quieres mantener en buenas condiciones tu trufa, has de comenzar el proceso adecuado para que esto ocurra.
Es un proceso algo tedioso, pero que sin duda podrás llevar a cabo desde casa con nuestros consejos.
Conservar la trufa con refrigeración.
Esta manera es una de las pocas recomendadas, y es que el frigorífico se encargará de mantener el aroma y sabor de la trufa en perfectas condiciones.
Pero no iba a ser tan fácil. Para que esta táctica dé los resultados esperados, debes tener en cuenta algunas recomendaciones.
Debes envolverla en un paño o papel de cocina e introducirla en un tarro de cristal o plástico para después cerrarlo.
Este papel deberás cambiarlo cada dos días para que el exceso de humedad proveniente de la propia trufa no arruine todo el proceso.
Si sigues este consejo, es probable que la trufa aguante 15 días en perfectas condiciones.
Son muchas las personas que utilizan este método para conservar el máximo tiempo posible sus propiedades. Se trata de introducir la trufa en un recipiente de agua que consiga cubrirla por completo. E incluso añadirle una pizca de sal.
Este método es utilizado por que apoya la teoría de que si la trufa no está en contacto directo con el aire, esta no perderá propiedades ya que no aparecerán mohos en la misma.
Nosotros no te recomendamos este método, ya que todo hongo sumergido actuará como esponja y se mezclará el agua con la propia matriz de la trufa.
Algunas personas también mantienen la trufa fresca en arena seca, siendo después depositada en el frigorífico. Antiguamente también se cubrían con harina, sal o manteca de cerdo, afirmando incluso que estos productos alargaban la vida útil de la propia trufa.
Este es otro método que nosotros no te aconsejamos.
Existe también el falso mito de que el aceite conseguirá conservar la trufa, pero nada más lejos de la realidad. El aceite conseguirá conservar la trufa los mismos días útiles que el refrigerador, ya que al estar formada por un 80% de agua, el aceite no conseguirá impregnar por completo la trufa, por lo que no actuará como se espera.