El precio es el valor de intercambio de un bien, ya sea producto o servicio, en el mercado. Un acuerdo entre el comprador y el productor por el cual se permuta un objeto a cambio de dinero. Esta acción tan elemental ha estado presente en el ser humano desde que la Humanidad se refugiaba en las cavernas, en la Edad de Piedra.
El precio de los diamantes negros es algo variable y difícil de fijar. Hay épocas en las que la escasez de producto o el exceso de demanda, o una conjunción de ambos factores en algunos momentos puntuales, disparan el precio hacia arriba. Esto suele darse en los días previos a la Navidad, por poner un ejemplo. Pero al margen de esas situaciones, el precio de nuestras trufas viene marcado por el mercado de Teruel. El mercado de dicha provincia es el más importante a nivel nacional, y afecta al mercado de todo el país, en ventas a restaurantes o tiendas de todos los municipios de España. Con la venta online todo se desvirtúa un poco más y la influencia municipal no afecta con tanta intensidad.
De todas formas, el precio del mercado de Teruel tampoco surge por iluminación divina, sino que viene influenciado por el mercado francés, Francia es el mayor consumidor del mundo de trufa negra.
Los vaivenes que se producen en ambos indicadores afectan a los precios de las trufas negras, pero en nuestra tienda online lo hace con una menor intensidad ya que somos productores y la ausencia de intermediarios nos hace ser muy competitivos. Al enviar directamente la trufa desde nuestras fincas hasta la mesa del consumidor final nos ahorramos mucho dinero en comisiones para distribuidores. Esa enorme cadena de eslabones nos la ahorramos y definitivamente se la ahorra el cliente. En definitiva, conseguimos acercar la tuber melanosporum a la gente con un precio por kilo sin parangón.
Bien es cierto que como truficultores entran en juego algunas variables en las que un distribuidor nunca se ve envuelto. Seleccionamos las trufas en origen, descartando la que no es apta para la venta, limpiarlas a fondo con cepillo y máquina de ultrasonidos e incluso carrascales que en una época del año dan menos cosecha por distintos motivos. También es importante que el consumidor sepa que la trufa pierde gramaje cada día y por ello siempre enviamos con algo más del peso adquirido en la compraventa para que al consumidor le llegue con los gramos con los que adquirió la trufa.
Por subrayar algo más, tampoco cobramos el transporte, así que a las empresas de transporte con las que trabajamos les abonamos el dinero nosotros y no el cliente; otra forma más de reducir el coste final de un producto que amamos y que queremos democratizar para el público en general. España es un país repleto de amantes de la gastronomía y todavía hay un gran margen de penetración para dar a conocer este manjar de gran tradición en otros países europeos como Francia e Italia.
Como colofón queremos recordarle al cliente que la trufa es un manjar bien valorado en el mercado, con un precio elevado porque su cultivo es muy costoso y solo se puede cultivar en ciertos terrenos. A eso hay que añadirle la manipulación del producto, la tecnología, los perros adiestrados, el conocimiento de los truficultores y el envío perfectamente empaquetado para una recepción en perfectas condiciones. Todas esas variables entran en la fórmula final. Ahora ya solo queda el último paso, disfrutar de unos huevos trufados o de unas ralladuras de trufa negra sobre un buen entrecot. ¡Buen provecho!